Uno de los detalles que más me gustan de Daniel Santiago, el excelente pívot de Unicaja, pasa desapercibido para mucha gente. Se trata de su capacidad para mantener el balón por encima de su cabeza en acciones de rebotes o recepción de pases. Para un pívot (y para cualquier jugador en general) es una característica muy importante que reduce muchísimo el número de pérdidas de balón y aumenta el de faltas recibidas. Si hablamos de rebote defensivo, además aumenta las posibilidades de montar un contraataque iniciandolo con un pase rápido del reboteador por encima de su cabeza.
Es una habilidad que se aprende, ya que la inercia del movimiento provoca que cuando recibes un pase en salto, o saltas para atrapar un rebote, el jugador tienda a bajar el balón a la altura de los hombros, el pecho o incluso a la cintura. Cuanto más abajo está el balón, más opciones para los defensores de golpearlo (y de golpear a las manos o brazos) y menos opciones para los árbitros de ver esas faltas.
Dan Santiago suma a su altura, la extensión de los brazos en esas situaciones, lo que le da una ventaja extra.
Lo vemos en el vídeo. Es un gesto sencillo de valorar, y de explicar a los jugadores jóvenes. La perseverancia en su corrección facilitará su asimilación por los jugadores.
Es una habilidad que se aprende, ya que la inercia del movimiento provoca que cuando recibes un pase en salto, o saltas para atrapar un rebote, el jugador tienda a bajar el balón a la altura de los hombros, el pecho o incluso a la cintura. Cuanto más abajo está el balón, más opciones para los defensores de golpearlo (y de golpear a las manos o brazos) y menos opciones para los árbitros de ver esas faltas.
Dan Santiago suma a su altura, la extensión de los brazos en esas situaciones, lo que le da una ventaja extra.
Lo vemos en el vídeo. Es un gesto sencillo de valorar, y de explicar a los jugadores jóvenes. La perseverancia en su corrección facilitará su asimilación por los jugadores.
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